La Terapia Fotodinámica abreviada como PDT por sus siglas en inglés de Photodynamic Therapy, es una tecnología médica que usa láseres para activar fármacos sensibles a la luz para tratar el cáncer y otras enfermedades por un medio no quirúrgico y de mínima invasividad. Las enfermedades que se pueden tratar deben estar en sitios accesibles a la luz, tales como el esófago, la piel, el estómago, la vagina, el cuello del útero, etc. Sin embargo, recientemente, gracias al desarrollo de fibras ópticas, su uso se ha extendido a órganos internos como el cerebro, el ovario y el hígado, entre otros. Esta terapia aprovecha el oxígeno que se encuentra dentro de las células transformadas y/o infectadas, el cual reacciona con un fármaco administrado previamente, dicha reacción se desencadena al momento de irradiar con un haz de luz roja que se encuentra dentro del espectro de la luz visible.
La Terapia Fotodinámica pertenece al grupo de fototerapias que se han utilizado desde la antigüedad por culturas como la egipcia, india y china. Las bases científicas de la PDT fueron establecidas por el profesor alemán Hermann von Tappeiner y su estudiante el doctor Oscar Raab quienes publicaron en 1900 el primer trabajo científico de su efecto sobre sistemas biológicos. A partir de esta fecha en todo el mundo se han hecho aportes relevantes acerca de ésta.
En 1999, la Dra. Eva Ramón Gallegos y Cols. del Laboratorio de la Citopatología Ambiental de la ENCB del IPN publicaron el primer trabajo relacionado con la PDT, y en 2019 se han encontrado las condiciones precisas para poder aplicar la terapia Fotodinámica en el cérvix de las mujeres, con las ventajas que ofrece dicha terapia, como el ser una terapia de mínima invasividad, el fármaco empleado es colocado a nivel tópico, mínimos efectos secundarios y una ventaja que ha cobrado gran importancia, es una terapia que conserva la fertilidad de las mujeres. Un resumen de su aplicación se muestra en la siguiente figura.